Contigo todo fluye, simple
y natural. Mis dedos siguen, con delicadeza, el suave contorno de tu
cuerpo como un ciego, ciego de amor, leyendo lo que tu piel me dice.
Tus respiración suena dulce y profunda en mis oídos, penetrando por
ellos hasta el centro de mi ser. Nuestros cuerpos se funden y el
sudor que nos empapa fluye como las aguas de un glaciar en primavera.
Quiero mantenerte así de cerca siempre, sintiendo tu esencia
envolviéndome, fusionando nuestros cuerpos en un ser perfecto, cada
segundo. Idolatro lo que eres y lo que representas, esa maravillosa
criatura que alborota mis sentidos, más sentidos de los que creía tener, desde el
más básico al más complejo de todos los que forman mi existencia. No me
preguntes por qué es así, pero es.